Pocas cosas en la vida tienen el don de transportarnos a una mundo de placer como esta sencilla receta, muy famosa y capaz de voltearle los ojos al más frío de los gourmets. Disfrútala en el momento que más te plazca.
Para prepararla necesitas:
1 lata de leche condensada ( y la misma cantidad de agua)
4 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 taza de azúcar
4 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 taza de azúcar
Empecemos por batir ligeramente los huevos, le vamos agregando luego la leche condensada, el agua y la esencia de vainilla.
A continuación, derretimos el azúcar en una ollita y dejamos que tome color dorado. Acaramelamos con ella un molde de tubo (con hueco en medio). Dejamos que enfríe y vertemos la preparación, llevando al horno moderado en baño maría hasta que tenga consistencia. Ojo que se desmolda frío, ¡y con delicadeza!.
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